A pesar de que existe una gran variedad de manchas faciales, todas ellas son consecuencia de una alteración en la pigmentación cutánea.

Podemos distinguir dos tipos de manchas:

 Manchas oscuras

Se deben a una hiperpigmentación cutánea, debido a un exceso en la producción de melanina.

Existen varios tipos:

Pecas o efélides:

Son muy comunes y sencillas de reconocer. Se caracterizan por tener un tamaño reducido y una tonalidad marrón, provocada a una microlesión derivada de la acumulación de pigmento en una determinada zona de la cara.

Es habitual que se de en personas de piel clara, con el pelo rubio o pelirrojo, no suponiendo ningún riesgo para la salud, aunque es necesario proteger este tipo de pieles frente a los rayos solares, por ser más sensibles a los efectos nocivos del astro rey.

Manchas de la edad o lentigos seniles:

Suelen ser pequeñas manchas marrones, similares a las pecas, pero que aparecen en la piel como consecuencia del paso del tiempo.

Se asemejan a la forma y color de una lenteja y en su gran mayoría son benignas, aunque siempre es recomendable solicitar la opinión de un dermatólogo.

Suelen aparecer en personas con fototipos bajos, en las zonas más expuestas al solo, como puedan ser la cara, los brazos, el escote, el cuello y la espalda.

Manchas solares o lentigos solares:

Son muy parecidas a las manchas de la edad, pero en su caso su aparición se debe a los efectos del sol en la piel. Suelen ser planas, con un borde nítido y de tonalidad marrón clara.

Suelen aparecer en personas con fototipos bajos.

HPI:

 Son manchas irregulares, planas y oscuras, que suelen aparecer tras un proceso inflamatorio de la piel (Acné o dermatitis), por agresiones (Quemaduras o heridas) o por tratamientos estéticos (Peeling, laser o por la depilación del labio superior o por una medicación fotosensible).

Lunares o nevus:

 Son una neoformación o amontonamiento de melanocitos, o lo que es lo mismo, de las células encargadas de la producción de melanina.

Suelen ser planas o con un pequeño relieve, con tonalidades homogéneas pardas o negras.

Su forma suele ser circular y la textura o tamaño puede presentar variaciones.

Por lo general suelen ser benignos, aunque excepcionalmente pueden evolucionar hacia un melanoma.

Melasma o paño:

En el 90% de los casos se da en las mujeres y consiste en variaciones del tono de la piel hacia colores pardos, con una forma plana e irregular.

En la mayoría de los casos es temporal y suele resolverse por sí mismo tras el parto.

Se desconoce la causa exacta de su origen, aunque podría deberse a problemas hormonales, embarazo, disfunción ovárica o por problemas de tiroides.

Habitualmente aparece en la frente, en las mejillas y en el mentón.

Manchas blancas

Se producen por la carencia o ausencia total de melanina.

Existen también varios tipos:

Pitiriasis Alba:

 Son las manchas más comunes, de tonalidad clara y que se da sobre todo en la etapa de la niñez, en los niños de piel más oscura, apareciendo por lo general en la cara y en el cuello, aunque en ocasiones también pueden surgir en los brazos y en el tronco.

Suelen desaparecer con el tiempo por sí solas, aunque es recomendable su cuidado, manteniéndolas constantemente hidratadas.

Vitíligo:

Es una enfermedad que genera parches blancos perfectamente delimitados, con una ausencia total de pigmentación y que puede ser visible alrededor de la boca, nariz, párpados, brazos, manos y rodillas.

Puede aparecer a cualquier edad y no resulta contagioso.

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