Diferentes tipos de ácidos hialurónicos y su uso en las zonas faciales

El AH o ácido hialurónico es un polisacárido compuesto por cadenas de carbohidratos complejos, derivado de la unión de amino azúcares y ácidos urónicos.

Su principal propiedad es la de retener grandes cantidades de agua y de adoptar una conformación extendida en disolución, lo que les hace ser muy útiles a la hora de lubricar.

El AH se encuentra de forma natural en nuestras articulaciones, en los cartílagos y en la piel.

Es considerado como un material de relleno que alisa la piel, atrae moléculas de agua para promover la hidratación y rellenar aquellas áreas en las que se inyecta, como puedan ser los labios, las ojeras, los pómulos o las arrugas, gracias a que dicho relleno es reabsorbible por el cuerpo.

Los rellenos con ácido hialurónico son un tratamiento cada vez más demandado en la actualidad, al ser un remedio que ayuda a amortiguar el efecto de la edad en nuestra piel, hidratando el tejido cutáneo.

Las moléculas del AH forman una malla que al unirse entre sí forma una estructura reticulada, que cuanto más gruesa sea, tendrá una mayor densidad y durabilidad.

En función de la zona que deseamos corregir en el rostro, nos podemos encontrar con la utilización de dos tipos fundamentalmente de AH:

 

  • Ácido hialurónico reticulado:

Se caracteriza por tener una densidad molecular muy alta, lo que le permite actuar profundamente en la piel, otorgándole unos efectos más perdurables en el tiempo, debido a su menor degradación y al mayor tiempo que requiere el organismo para llevar a cabo su reabsorción.

Suele aplicarse en la medicina estética a través de una aguja o cánula muy fina, si bien se trata de una intervención muy poco molesta.

La corrección de las arrugas de la frente, líneas de expresión, pliegues en la nariz y en los labios, requieren de un componente algo más denso, con el fin de ser eficaces a la hora de corregir dichas zonas, empleando para ello un ácido hialurónico de cohesión media

El relleno de los pliegues de la nariz y de los labios aplicado con la intención de aumentar el volumen de los labios, pómulos y mejillas, además de otorgar firmeza a los contornos del rostro, requieren de la utilización de un ácido hialurónico de alta cohesividad

 

  • Ácido hialurónico no reticulado:

En este caso no existe una retícula, permitiendo a las moléculas circular libremente, lo que incide lógicamente en su densidad, teniendo a diferencia del anterior una densidad muy baja.

La corrección de arrugas finas, como puedan ser las patas de gallo y las arrugas periorales, requieren un ácido hialurónico menos cohesivo

Su aplicación suele ser de manera tópica, con cremas, sérums y otros productos estéticos; o bien en tratamientos de mesoterapia que lo que hacen es combinar el AH con otras sustancias, aplicándose al paciente mediante inyecciones intradérmicas.

Su efecto nunca va a ser tan potente como el del ácido hialurónico reticulado inyectado, pero si es capaz de otorgar a la piel de una mayor hidratación y luminosidad, dándole un aspecto mucho más saludable.

Con el paso del tiempo nuestro cuerpo ve como va perdiendo el nivel de ácido hialurónico natural, principalmente en el rostro, cuello, manos y escote; por lo que una hidratación profunda de dichas zonas con el AH le aporta una refrescante nueva luminosidad al hidratar profundamente nuestra piel.

La principal ventaja de su utilización, siempre que sea aplicado por profesionales cualificados, es que no se trata de un proceso invasivo y por lo tanto no requiere de un período de recuperación posterior.

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