Es una técnica cuyo objetivo es el cuidado de la piel y la mejora de su aspecto.
Consiste en la aplicación de ondas electromagnéticas de alta frecuencia sobre el rostro para tratar las diferentes capas de nuestra piel. Estas radiaciones penetran en las capas más profundas de la dermis para actuar sobre ellas.
La radiofrecuencia facial es un tratamiento indoloro y no invasivo que no requiere inyecciones y trabaja la piel desde dentro hacia fuera aumentando la temperatura de los tejidos. Gracias a esto y el calor que reciben los fibroblastos, la radiofrecuencia aumenta la producción de colágeno, estimula la circulación, moviliza y disuelve la grasa y facilita el drenaje linfático.
Es relajante y dura una hora con el que se consigue una mejora de la calidad de la piel, unificando el tono para notarla más tersa e hidratada.
El colágeno es la proteína que forma las fibras de nuestros tejidos que, a su vez, sirven para hacer de soporte de nuestra piel y mantenerla tersa. Y es que con el paso del tiempo y por el efecto de agentes externos, la producción de colágeno es cada vez más escasa, algo que la radiofrecuencia puede revertir con su efecto de colagenogénesis.
Dado que trabaja la piel desde sus capas más profundas, los efectos y resultados de la radiofrecuencia facial son tempranos pero muy duraderos.
En primer lugar, la radiofrecuencia facial consigue estimular la producción de colágeno, por lo que nuestra piel se vuelve más flexible y resistente. Esto, al mismo tiempo, permite prevenir los efectos del paso del tiempo, retrasando la aparición de las arrugas y disminuyendo la apariencia de las líneas de expresión.
La radiofrecuencia facial estimula la circulación en los niveles más profundos, por lo que después del tratamiento podrás comprobar que tu piel se ve más joven, sana y luminosa.
Después del tratamiento de radiofrecuencia facial se puede apreciar que la apariencia general de la piel ha mejorado. Esto se debe a la vasodilatación, la vascularización y la mejora de metabolismo celular, así como a la mejor oxigenación de las células.
Al ser un tratamiento diseñado para mejorar la apariencia de la piel, la radiofrecuencia es una técnica muy útil para reducir las cicatrices del acné, los eccemas, la piel rosácea, la cuperosis o la hiperpigmentación. Aunque es uno de los tratamientos más demandados para disminuir los signos de la edad –sobre todo porque suaviza las comisuras faciales y los pliegues de cuello y escote–, la radiofrecuencia facial tiene un efecto tensor, por lo que aporta firmeza y define el óvalo facial, por lo que es un tratamiento perfecto para pacientes de cualquier edad.
Los resultados de la radiofrecuencia se aprecian inmediatamente después de practicar el tratamiento, pero dado que es un método progresivo, pueden durar hasta, aproximadamente, dos años.
A pesar de que el paciente apreciará los efectos de la radiofrecuencia desde la primera sesión, lo más aconsejable es realizarse entre 5 y 10 sesiones para que los efectos sean duraderos. El número de sesiones idóneo para cada persona dependerá de su tipo de piel y de los problemas que padezca.