Seguimos con el super-artículo de la Dra. Manuela Tomasety. Hace unas semanas les trajimos la primera parte . Hoy hablaremos de las acciones fisiológicas de la misma.

Acciones fisiológicas

La melatonina tiene una función cronobiótica bien definida. Se libera siguiendo un marcado ritmo circadiano, cuyo pico máximo se produce por la noche. El ascenso nocturno de los niveles de esta hormona se encuentra directamente correlacionado con el ciclo sueño-vigilia. Cuando nos exponemos a iluminación artificial durante la noche, el ascenso de melatonina se retrasa en el tiempo y además, la secreción de esta hormona es menor.

Los niveles de melatonina están directamente relacionados con la capacidad antioxidante total en la sangre. Esta hormona actúa en contra del estrés oxidativo y en la producción y regulación de la actividad de enzimas antioxidantes, como la glutatión peroxidasa; además, se ha demostrado que estimula la síntesis de glutatión. La melatonina es una hormona única, su capacidad de eliminación de radicales libres se extiende a sus metabolitos secundarios, terciarios e, incluso, cuaternarios, haciendo que sea un antioxidante muy eficaz.

Tiene efectos sobre el sistema inmunológico debido a sus propiedades inmunoestimulantes y antiinflamatorias. La duración del incremento de los niveles de melatonina viene determinada por los cambios estacionales en la longitud del día, y esto proporciona una señal para distinguir las estaciones del año. Por lo tanto, es posible que esta señal fuera adoptada por el sistema inmunitario para adaptarse a las condiciones ambientales de las distintas estaciones.

La melatonina también parece ayudar a alcanzar un equilibrio entre las reacciones normales inflamatorias y su excesiva manifestación. Esta hormona reduce las lesiones en órganos y tejidos causadas por reacciones inflamatorias exageradas.

Tiene un importante efecto antitumoral. Al ser un agente antioxidante protege contra el daño oxidativo, que puede conllevar la aparición de tumores, y además previene la supresión de la respuesta inmune, proporcionando así protección inmunológica contra el desarrollo de cáncer.

Bajo condiciones in vitro, se ha encontrado que la melatonina, a concentraciones fisiológicas, puede reducir la tasa de proliferación celular, mientras que concentraciones elevadas tienden a ser citostáticas o citotóxicas en determinadas líneas celulares tumorales. La melatonina puede alterar el balance celular de proliferación a diferenciación, evitando de esta manera la multiplicación de células tumorales, y además, promover la apoptosis de células cancerosas.

Además, esta hormona tiene relación con la regulación de masa corporal, la eficiencia digestiva, la tasa metabólica y la termogénesis, y también mejora la síntesis de ATP en el corazón. La melatonina promueve la formación de tejido adiposo pardo que se encarga de quemar una gran cantidad de calorías y de reducir los depósitos de tejido adiposo blanco.

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